lunes, 31 de marzo de 2014

Mi madre...Magda Patricia Rubio Andrade.


Mi mamá desde que yo nací, supo que su mundo como mujer que es, se había realizado. Desde que yo vine a este mundo, encontré la felicidad por medio de ella…mi mamá.
Ella siempre quiso que yo fuera una niña alegre, y por eso fue muy juguetona, pero a la vez me inculcó muchas cosas hermosas, como valores, modales y ante todo cómo valorarme a mi misma y hacer lo que me gustaba. Desde siempre mi mamá buscaba la forma de enseñarme por medio del juego.

El jugar, el cantar, el dibujar, el bailar, fueron aspectos importantes en esos procesos de aprendizaje para mí. Recuerdo mucho el hecho de estar con mi madre a la hora del desayuno y el que me daba bocaditos enseñándome algo, ya fueran las vocales, los números, inclusive los personajes de Disney.
Pienso que esas cositas que mi mamá inculcó en mi, son las que hacen que yo sea como soy. En la música, el cantar con las cosas de mí alrededor era muy divertido debido a que aprendía muchas cosas. Así mismo el bailar, el jugar, el medio del arte (pintar, dibujar, manipular barro, plastilina…) hicieron que mi creatividad se fuera solidificando.
Cuando recuerdo como aprendí las cosas de mi infancia, me alegra saber que tuve una mamá tan comprometida con su hijita. Mi mamita siempre me dice que yo fuyi esa muñeca que siempre quiso tener desde chiquita y que quería hacerme ver el mundo con ojos llenos de amor.

Las canciones eran algo especial para mí, el bailar con mi mama era entretenido, que siempre quería hacer.  Yo tuve la oportunidad de tener contacto con demás niños desde muy pequeña, la parte escolar empezó desde el jardín, kínder, pre kínder, transición…y así sucesivamente. Mi mamá siempre fue muy dedicad a que yo fuera una excelente alumna y por lo tanto me fomentaba el amor por el estudio trabajando en la casa lo que en el colegio veía, Claro está que en mi casa yo sentía esa paciencia de madre cariñosa. La verdad la vida de colegio en esa etapa de pequeña fue muy buena porque mi madre me fortaleció mucho en el hogar, por tanto nunca me fue mal académicamente y del mismo modo la parte de la socializar tanto con profesores, alumnas, y demás personas que trabajaban allí.

El ser constante, juiciosa, soñadora, transparente, educada, alegre, inspiradora, juguetona, y muchas otras cosas, son las que mi madre día a día sembró en mi para que fuera una niña querida por quien me conociera y que a donde llegara me mostrara tal cual. Ese amor de madre me hace hoy en día quererla en el sentido de que gracias a ella soy lo que soy, que mi infancia fue y será ese tesoro precioso que llevo en mi memoria y en mi corazón.
La paciencia es algo que mi mamá me corrige, ya que ella m dice que al ser madre lo que tenía y más que todo sentía era amor. El estar a mi lado día y noche para protegerme y cuidarme era lo que le impulsaba día a día, el ver su nena sonreír, vivir en un mundo de cuentos, aprendiendo por medio del juego para transmitirme lo que ella sabía de una forma inspiradora mas no, forzada o impuesta.


Mi mamá ante todo me dice que ese mismo amor que me dio fue el que ella recibió de su madrecita, Rafaela Andrade, mi abuelita que está en el cielo y que desde allí nos cuida. Es de esa manera como desde tiempo atrás el amor de parte de las mujeres de la familia de mi mamá fluye sin fronteras.

Mamita te quiero mucho...

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